TEXTOS PARA MEDITAR

TEXTOS PARA MEDITAR
En esta sección irán apareciendo distintos textos, poesías, pensamientos de autores conocidos,... que nos pueden ayudar a reflexionar un poco y a meditar sobre nuestro comportamiento como cristianos.

lunes, 7 de noviembre de 2011

LOS PRISMÁTICOS DE JUAN XXIII

El pastor anglicano Douglas Walstall visitó en cierta ocasión al papa Juan XXIII y esperaba mantener con él una profunda conversación ecuménica. pero se encontró con que el pontífice lo que tenía ganas era simplemente de charlar, y a los pocos minutos le confesó que allí en el Vaticano se aburría un poco, sobre todo por las tardes. Las mañanas se las llenaban las audiencias, pero muchas tardes no sabía muy bien qué hacer. “Allá en Vanecia- confesaba el papa- siempre tenía bastantes cosas pendientes o me iba a pasear. Aquí, la mayoría de los asuntos ya me los traen resueltos los cardenales y sólo tengo que firmar. Y en cuanto a pasear, casi no me dejan. O tengo que salir con todo un cortejo que pone en vilo a toda la ciudad. ¿Sabe entonces lo que hago?. Tomo estos prismáticos y me pongo a ver desde la ventana, una por una, las cúpulas de las iglesias de Roma. Pienso que alrededor de cada iglesia hay gente que es feliz y otra que sufre, ancianos solos y parejas de jóvenes alegres. También gente amargada o pisoteada. Entonces me pongo a pensar en ellos y pido a Dios que bendiga su felicidad o consuele su dolor”. El pastor Walstall salió seguro de haber recibido la mejor lección ecuménica inimaginable, porque acababa de descubrir lo que es una vida dedicada al amor.
Porque amar a los conocidos es algo relativamente fácil. El verdadero amor, como la fe, es amar lo que no vemos, lo que no nos afecta directa y personalmente, con un amor de ida sin vuelta. Hace falta mucha generosidad y muy poco egoísmo para ello. Hace falta también un poquito de locura. Porque estamos demasiados acostumbrados a subordinar nuestro corazón a nuestra cabeza. Y es necesario ir descubriendo que el amor es muy superior a la inteligencia, aunque sólo sea por el hecho de que en la vida no logramos conocer a Dios, pero sí podemos amarle.


“Razones para vivir” (José Luis Martín Descalzo)

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