TEXTOS PARA MEDITAR

TEXTOS PARA MEDITAR
En esta sección irán apareciendo distintos textos, poesías, pensamientos de autores conocidos,... que nos pueden ayudar a reflexionar un poco y a meditar sobre nuestro comportamiento como cristianos.

jueves, 28 de julio de 2011

EL MUCHACHO QUE FUIMOS

Hete aquí, pues, cerca de los cuarenta y dos años... ¿Qué pensaría de ti el muchacho que eras a los dieciséis, si pudiera juzgarte? ¿Qué diría de eso que has llegado a ser? ¿Hubiera simplemente consentido en vivir para verse transformado así? ¿Acaso valía la pena? ¿Qué secretas esperanzas no has decepcionado, de las que ni siquiera te acuerdas? Sería extraordinariamente interesante, aunque triste, poder enfrentar a estos dos seres, de los que uno prometía tanto y el otro ha cumplido tan poco. Me figuro al joven apostrofando al mayor sin indulgencia: “Me has engañado, me has robado. ¿Dónde están todos los sueños que te había confiado? ¿Qué has hecho de toda la riqueza que tan locamente puse entre tus manos? Yo respondía de ti, había prometido por ti. Y has hecho bancarrota. Más me hubiera valido marcharme con todo lo que aún poseía, y que también has dilapidado. No te admiro, sino al contrario.” ¿Y qué diría el mayor para defenderse? Hablaría de experiencia adquirida, de ideas inútiles echadas por la borda, mostraría algunos libros, hablaría de su reputación, buscaría febrilmente en sus bolsillos, en los cajones de su mesa, algo para justificarse. Pero se defendería mal, y creo que se avergonzaría.
El diario de Julien Green”

SI UNA ESPINA ME HIERE

Si una espina me hiere, me aparto
de la espina... ¡pero no la aborrezco!
Cuando la mezquindad envidiosa
en mi clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta,
y se encamina hacia más puro
ambiente de amor y caridad.
¡Rencores! ¿De qué sirven?
¿Qué logran los rencores?
Ni restañan heridad, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,
se llevará las rosas de más sutil esencia,
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
¡será el de aquella sangre
que su malevolencia de ayer vertió
al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve trocada en flor de paz!.

“Elevación” (Amado Nervo)