Quizá la Nochebuena sea un día de ajetreo en tu casa (preparando la cena) o en tu pandilla de amigos (preparando la fiesta nocturna) pero ¿sientes ajetreo en tu corazón ante el acontecimiento gozoso que esta noche vamos a celebrar los cristianos? Quizás has preparado casi todo pero. ¿te has preparado tú? Te recomiendo unos minutos de oración sosegada releyendo el relato evangélico de la Natividad del Señor (Lc 2, 1-20). Termina con esta sencilla poesía:
Niño de mirada tierna,
¡quién pudiera ir a Belén
a verte esta noche buena!
Pero, si naces en mí
Y en todo le que paz desea,
¿por qué envidiar a Belén
si es Belén la tierra entera?
Niño de mirada tierna,
que cuando vaya a Belén
a verte esta Nochebuena,
sean tus divinos ojos
los que me miren y vean
Y cuando llegue a Belén
A verte esta Nochebuena,
¿qué te podré yo llevar
Niño de mirada tierna?
No sé, ¡si no tengo nada,
nada que valga la pena,
nada que pueda ofrecerte
si no es mi propia pobreza!
Pues eso te llevaré,
Este montón de indigencias
que llenan mi corazón
entre alegría y penas;
mis pequeñas alegrías
y mis pequeñas tristezas,
porque, aunque tú eres tan grande,
amas las cosas pequeñas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario