Cuando Jesús vino al mundo, lo amó tanto que dio su vida por él. Vino para satisfacer nuestra hambre de Dios. Y ¿cómo lo ha hecho? Él mismo se convirtió en Pan de vida. Por nosotros se hizo pequeño, frágil, desarmado. Las migajas de pan son tan minúsculas que incluso un bebé las puede masticar, incluso un agonizante las puede comer. Se hizo pan de la vida para calmar nuestro apetito de Dios, nuestra hambre de amor.
Yo creo que jamás hubiéramos podido amar a Dios si Jesús no se hubiera hecho uno de nosotros. Y para hacernos capaces de amar a Dios se hizo uno de nosotros en todo, excepto en el pecado. Creados a imagen de Dios, hemos sido creados para amar porque Dios es amor. Por su pasión, Jesús nos ha enseñado cómo perdonar por amor, cómo olvidar por humildad. Encuentra a Jesús y encontrarás la paz.
(Beata Teresa de Calcuta)
No hay comentarios:
Publicar un comentario