Bueno, hijo, te diré:
Para mí la vida no ha sido una escalera de cristal.
Ha tenido sus bemoles, y astillas, y ramas con espinas,
Y cuartos sin alfombrar, con el suelo desnudo.
Pero continuamente yo he seguido trepando,
Y llegando a descansos, y superando ángulos,
Y andando a veces por la oscuridad, donde no hay nada de luz.
Entonces, chico, no te des la vuelta,
No empieces a bajar los escalones porque te parezcan medio difíciles.
No te caigas ahora, porque yo sigo andando, cariño,
Yo sigo trepando, y para mí la vida no ha sido una escalera de cristal.
“Sopa de pollo para el alma” (J. Canfield,M.V.Hansen)
No hay comentarios:
Publicar un comentario