Oirás decir frecuentemente a muchos que no encuentran a Dios.
Pregúntales si le buscan y hasta dónde llega su anhelo de hallarle.
Si le buscan con mucho ahínco, tranquilízalos, porque ya le han encontrado.
El que busca, en efecto, a Dios con ahínco, es porque le ama,
Y el que le ama, ya le posee.
(Amado Nervo)
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