TEXTOS PARA MEDITAR

TEXTOS PARA MEDITAR
En esta sección irán apareciendo distintos textos, poesías, pensamientos de autores conocidos,... que nos pueden ayudar a reflexionar un poco y a meditar sobre nuestro comportamiento como cristianos.

jueves, 29 de septiembre de 2011

CINCUENTA EUROS

Un famoso conferenciante comenzó un seminario mostrando un billete de cincuenta euros. En una sala con doscientas personas preguntó:
-¿Quién quiere este billete de cincuenta euros?
Comenzaron a levantarse manos. Él dijo:
-Yo le daré este billete a uno de ustedes, pero antes déjenme que haga esto.
Entonces arrugó bien el billete y preguntó otra vez:
-¿Quién quiere todavía este billete?
Las manos siguieron levantadas.
-Bien-dijo él-¿y si hago esto?
Tiró el billete al suelo, lo pisó y lo restregó. Después recogió el billete sucio y arrugado y preguntó:
-Bueno, ¿quién quiere todavía este billete?
Todas las manos permanecieron en alto.
-Amigos míos, todos ustedes deben aprender esta lección: no importa lo que yo haga con el dinero, ustedes seguirán queriendo este billete, porque no pierde su valor, seguirá valiendo cincuenta euros.
Lo mismo ocurre también con nosotros. Muchas veces, en nuestra vida, somos heridos, pisoteados y quedamos sucios a causa de las decisiones que tomamos y/o por las circunstancias que surgen en nuestro camino. Así acabamos sintiéndonos despreciados, sin importancia. Sin embargo, creámoslo, a pesar de lo que haya pasado o de lo que ocurrirá en el futuro, jamás perderemos nuestro valor delante de Dios.
Nuestro valor, el precio de nuestras vidas, no se calcula por lo que hacemos o por lo que sabemos, sino ¡por lo que SOMOS! Somos especiales. TÚ eres especial. Muy especial. ¡No lo olvides jamás!

“Abriendo caminos” (I.Vian y A.Colombo)

PARÁBOLA DE LAS DOS TINAJAS

Un vendedor de agua repetía cada mañana el mismo ritual: colocaba sobre sus hombros un aparejo que tenía, y a cada punta del aparejo amarraba una tinaja. Después salía al camino del río, llenaba las dos tinajas y regresaba a la ciudad para entregar el agua a sus clientes.
Pero una de las tinajas tenía muchas grietas y dejaba filtrar mucha agua. La otra tinaja era nueva y estaba muy orgullosa de su rendimiento, ya que su dueño obtenía mucho dinero con la venta del agua que ella llevaba.
Al cabo de un tiempo, la pobre tinaja agrietada fue acomplejándose y sintiéndose inferior a la otra. Tanto, que un día decidió hablar con su patrón para decirle que la abandonara, por ser ya casi inservible.
-¿Sabes?- le dijo muy triste-, soy consciente de mis limitaciones. Yo sé muy bien que conmigo tú dejas de ganar mucho dinero, pues soy una tinaja llena de grietas y, cuando llegamos a la ciudad, estoy ya medio vacía. Ya no hay nada que hacer. Por eso te pido que me perdones mi debilidad. Compra otra nueva que pueda hacer mejor el trabajo, y abandóname a mí en el camino. Ya no te sirvo...
-Muy bien- le contestó el dueño-; pero ya hablaremos con más calma mañana.
Al día siguiente, de camino hacia el río, el vendedor de agua se dirige a la pobre tinaje agrietada y le dice:
-Fíjate bien en la orilla de la carretera y dime lo que estás observando.
-Nunca me había fijado- respondió la agrietada tinaja-, pero, en honor a la verdad, me doy cuenta de que el borde de la carretera está lleno de flores. ¡Es algo muy hermoso!.
-Pues bien, mi querida tinaja- repuso sonriente el vendedor-, quiero que sepas que si las orillas de la carretera son como un bello jardín, es gracias a ti, ya que eres tú quien las riegas cada día cuando regresas del río. Hace ya mucho tiempo que me di cuenta de que tú dejabas filtrar mucha agua. Entonces yo compré semillas de flores de toda clase y, de camino hacia el río, una mañana las sembré en la orilla de la carretera; y tú, al regresar del río, sin saberlo y sin quererlo, estuviste regando mi siembra. Y así todos los días, gracias a tus grietas, muchas semillas nacieron, los botones se abrieron, y cada día gracias a ti puedo cortar unas flores, preparar un ramillete y ofrecérselo al Creador.
Y el buen hombre, inclinándose sobre el camino, comenzó a escoger las mejores flores del día para ofrecérselas al Hacedor de todo.
Y esta vez la tinaja regó aún mejor el camino con el agua que se perdía de entre sus grietas y la que brotaba agradecida de sus ojos.
Regálame la salud de un cuento (J.C. Bermejo)

UNA COMPETICIÓN DE SAPOS

El objetivo era llegar a lo alto de una gran torre. Había en el lugar una enorme multitud de gente dispuesta a vibrar y gritar por ellos. Comenzó la competición.
Pero como la multitud no creía que pudieran alcanzar la cima de aquella torre, lo que más se escuchaba era:
-¡Qué pena!. Esos sapos no lo van a conseguir, no lo van a conseguir...
Los sapitos comenzaron a desistir. Pero había uno que persistía y continuaba subiendo en busca de la cima. La multitud seguí gritando:
-¡Qué pena, no lo van a conseguir!.
Y los sapitos estaban ya dándose por vencidos... salvo aquel sapito, que seguía y seguía tranquilo, y ahora cada vez con más fuerza. Ya llegando el final de la competición, todos desistieron, menos ese sapito, que curiosamente, en contra de todos, seguía y pudo llegar a la cima con todo su esfuerzo.
Los otros querían saber qué le había pasado. Un sapito fue a preguntarle cómo había conseguido concluir la prueba, y descubrieron que... ¡era sordo!.
Regálame la salud de un cuento (J.C. Bermejo)

viernes, 23 de septiembre de 2011

LA DICHA

Dichoso... ¿y qué es la dicha?
Tú verás.
La dicha no está en la droga
o en el comprar y comprar.
La dicha no está en las joyas,
en lucir y atesorar,
o en divertirse a lo loco,
en el placer y disfrutar.
La dicha es flor sencilla
que crece en austeridad.
Para poder ser dichoso
hay que saber conjugar
en todos sus tiempos y modos
un verbo que dice: AMAR.
La dicha es amar y ser amado,
es te amaré y me amarás,
en las penas y alegrías,
en tiempo y eternidad.
Si eres amado, no mueres,
si amas, no morirás,
porque el amor es divino,
y, por lo tanto, inmortal.

“Sí al tú” (Cáritas española)

martes, 20 de septiembre de 2011

SÓLO UNA VEZ

Amyr Klink se hizo célebre por sus viajes solitarios por los mares del mundo y por el relato de sus viajes. Éste es uno de los hechos que narra: “En la Antártida, oí ruidos que parecían de fritura... Lo que producía aquel sonido eran cristales de agua dulce congelada al entrar en contacto con el agua salada. El efecto visual era precioso. Pensé fotografiarlo, pero luego me dije a mí mismo: ‘calma, tendrás mucho tiempo para esto...’ En los trescientos sesenta y siete días que pasé en la Antártida, el fenómeno no volvió a repetirse”.
Siempre es peligroso dejar algo para mañana. Hay personas que se prometen a sí mismas: después de las vacaciones, el año que viene, después que termine los estudios, después de casarme, cuando me coloque... Y la vida pasa rápidamente. Y algunas ocasiones se pierden para siempre. Todos los días son importantes, pero dos de ellos no sirven para nada: ayer y mañana... Sólo el día de hoy es importante.
Muchas personas pierden el tiempo pensando en el pasado y lamentando los hechos sucedidos. Otras personas se preocupan por el mañana. ¿Qué va a ocurrir? Y con esas preocupaciones inútiles dejan de aprovechar el día de hoy.
La vida es un camino único, nunca se vuelve atrás. Los griegos decían que nadie se baña dos veces en el mismo río, en las mismas aguas. Y hasta los que repiten el mismo gesto, cada día deben ser conscientes de que nada se repite, todo es nuevo. Los salmos dicen que es preciso cantar, todos los días, un canto nuevo...
No esperes a mañana, incluso porque no sabemos si habrá mañana para nosotros y si las circunstancias seguirán siendo favorables. Dejar algo para mañana es una tentación peligrosa.

Abriendo caminos” (I.Vian y A.Colombo)

jueves, 15 de septiembre de 2011

EL PRECIO DEL AMOR

Una tarde un niño se acercó a su madre mientras preparaba la comida y le entregó una hoja de papel con algo escrito. Ella, después de secarse las manos y quitarse el delantal, leyó:
-Cortar la hierba del jardín: 3 euros.
-Limpiar mi cuarto esta semana: 1 euro.
-Ir al supermercado en tu lugar: 2 euros.
-Cuidar a mis hermanitos mientras fuiste a la compra: 2 euros.
-Tirar la basura toda la semana: 1 euro.
-Tener buenas notas: 5 euros.
-Limpiar y barrer el jardín: 1 euro.
-Total: 16 euros.
La madre miró al pequeño, que esperaba lleno de ilusión. Finalmente, tomó un lápiz y, en el revés del mismo papel, escribió:
-Por llevarte nueve meses en mi vientre y darte la vida: nada.
-Por tantas noches sin dormir, por cuidarte cuando te ponías enfermo: nada.
-Por los problemas y los llantos que me has causado: nada.
-Por el miedo y las preocupaciones que tuve por ti: nada.
-Por comida, ropas y juegos: nada.
-Por limpiarte la nariz: nada.
-Coste total de mi amor: nada.
Cuando el muchacho terminó de leer lo que su madre había escrito, tenía los ojos llenos de lágrimas. La miró a los ojos y dijo:
-¡Yo te quiero, mamá!
Después cogió un lápiz y escribió con una letra enorme: “Totalmente pagado”
Así somos nosotros los adultos, como niños, queriendo siempre que nos recompensen por las buenas acciones que realizamos. Es difícil entender que la mejor recompensa es el amor que viene de Dios. Y para nuestra suerte, es gratis.

“Abriendo caminos” (I.Vian y A.Colombo)

LA PUERTA SIN CERRADURA

Un señor pintó un cuadro. El día de presentarlo al público, invitó a muchas personas para verlo. Llegaron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas y otras personas, pues el pintor era muy famoso y un gran artista. Llegado el momento, tiraron de la cortina que cubría el cuadro. Hubo un caluroso aplauso. Era una impresionante figura de Jesús, llamando suavemente a la puerta de una casa.
El Cristo parecía vivo. Con el oído puesto en la puerta, parecía querer oir si alguien respondía allí dentro.
Hubo discursos y elogios. Todos admiraban aquella obra de arte. Un observador curioso, sin embargo, encontró un fallo en el cuadro, la puerta no tenía cerradura. Y fue a preguntar al artista:
-¡Su puerta no tiene cerradura! ¿Cómo será posible abrirla?
-Así es –respondió el pintor- Ésta es la puerta del corazón humano, sólo se puede abrir desde dentro.
¡Abre también tu corazón! ¡Todavía estás a tiempo!

“Abriendo caminos” (I.Vian y A.Colombo)

MANOS

Hay manos que se manchan de sangre apretando un gatillo, hay manos que se manchan de sangre provocando una guerra o practicando un aborto...Hay manos que se manchan firmando leyes que van contra la Ley Natural...Pero no hay ninguna mano definitivamente indigna. El hombre, por muy abyecto que sea, siempre está a tiempo de dejar de serlo. Vivir es eso: estar todavía a tiempo...Quizá porque soy converso, creo más que otros en la capacidad de regeneración y redignificación del ser humano. Y no se debe cercenar esa posibilidad.

Narciso Yepes