TEXTOS PARA MEDITAR

TEXTOS PARA MEDITAR
En esta sección irán apareciendo distintos textos, poesías, pensamientos de autores conocidos,... que nos pueden ayudar a reflexionar un poco y a meditar sobre nuestro comportamiento como cristianos.

lunes, 27 de septiembre de 2010

SPE SALVI

"Me refiero a la africana Josefina Bakhita, canonizada por el Papa Juan Pablo II. Nació aproximadamente en 1869 –ni ella misma sabía la fecha exacta – en Darfur, Sudán. Cuando tenía nueve años fue secuestrada por traficantes de esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán. Terminó como esclava al servicio de la madre y la mujer de un general, donde cada día era azotada hasta sangrar; como consecuencia de ello le quedaron 144 cicatrices para el resto de su vida. Por fin, en 1882 fue comprada por un mercader italiano para el cónsul italiano Callisto Legnani que, ante el avance de los mahdistas, volvió a Italia. Aquí, después de los terribles «dueños» de los que había sido propiedad hasta aquel momento, Bakhita llegó a conocer un «dueño» totalmente diferente –que llamó «paron» en el dialecto veneciano que ahora había aprendido –, al Dios vivo, el Dios de Jesucristo. Hasta aquel momento sólo había conocido dueños que la despreciaban y maltrataban o, en el mejor de los casos, la consideraban una esclava útil. Ahora, por el contrario, oía decir que había un «Paron» por encima de todos los dueños, el Señor de todos los señores, y que este Señor es bueno, la bondad en persona. Se enteró de que este Señor también la conocía, que la había creado también a ella; más aún, que la quería. También ella era amada, y precisamente por el «Paron» supremo, ante el cual todos los demás no son más que míseros siervos. Ella era conocida y amada, y era esperada. Incluso más: este Dueño había afrontado personalmente el destino de ser maltratado y ahora la esperaba «a la derecha de Dios Padre». En este momento tuvo «esperanza»; no sólo la pequeña esperanza de encontrar dueños menos crueles, sino la gran esperanza: yo soy definitivamente amada, suceda lo que suceda; este gran Amor me espera. Por eso mi vida es hermosa. A través del conocimiento de esta esperanza ella fue «redimida», ya no se sentía esclava, sino hija libre de Dios. Entendió lo que Pablo quería decir cuando recordó a los Efesios que antes estaban en el mundo sin esperanza y sin Dios; sin esperanza porque estaban sin Dios. Así, cuando se quiso devolverla a Sudán, Bakhita se negó; no estaba dispuesta a que la separaran de nuevo de su «Paron». El 9 de enero de 1890 recibió el Bautismo, la Confirmación y la primera Comunión de manos del Patriarca de Venecia. El 8 de diciembre de 1896 hizo los votos en Verona, en la Congregación de las hermanas Canosianas, y desde entonces –junto con sus labores en la sacristía y en la portería del claustro– intentó sobre todo, en varios viajes por Italia, exhortar a la misión: sentía el deber de extender la liberación que había recibido mediante el encuentro con el Dios de Jesucristo; que la debían recibir otros, el mayor número posible de personas. La esperanza que en ella había nacido y la había «redimido» no podía guardársela para sí sola; esta esperanza debía llegar a muchos, llegar a todos."
Extraído de Spe Salvi (encíclica de Benedicto XVI)

viernes, 24 de septiembre de 2010

DESDE CRISTO LA LEPRA NO ES MALDICIÓN

Un día durante el tiempo de Adviento, estaba yo con dos de mis hermanos de Etiopía. El día de Navidad fuimos a visitar una aldea de leprosos. Una mujer llamada Adjesbush nos contó su vida. Cuando se le declaró la lepra, su marido la abandonó. Sus cuatro hijos fueron a la guerra; uno de ellos murió y de los otros no volvió a tener noticias. Su hija pequeña dormía a su lado. ¡Deseaba tanto que su pequeña recibiera el don de la fe! Adjesbush no podía ir a pedir limosna porque tenía las dos piernas amputadas.
De pronto, inesperadamente nos dijo: "Suelo llorar en mi corazón, pero a veces también lloro externamente. Yo sé que Cristo está aquí presente, a mi lado." Y se puso a rezar alabando a Dios según la costumbre de los coptos ortodoxos.
Nos preguntábamos: ¿De dónde saca esta mujer la confianza? Más tarde pudimos constatar que era una mujer de oración. Había desarrollado en ella una profunda vida interior y una profunda comunión con Cristo. Adjesbush comprendía que su sufrimiento no venía de Dios. Sabía que Dios no era el autor de sus desgracias y sus penas.
Como si siguiera en oración, comentaba nuestra visita y sus palabras nos resultaron un canto. Decía a Dios: "Es Navidad y han venido a verme. Es el día de Navidad y no se han quedado en su casa, han venido a la mía".
Con mucha sorpresa, comprendimos que los pobres irradian una luz de evangelio única.
(Hermano Roger de Taizé, Dios sólo puede amar", PPC, 2002)

lunes, 20 de septiembre de 2010

EL PARADIGMA DE LA RIQUEZA

Un hombre muy rico llevó a su hijo a hacer un recorrido por sus tierras con el propósito de que el hijo, al ver lo pobre que era la gente del campo, comprendiera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos. Estuvieron por espacio de todo un día y una noche en una granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje, y de regreso a casa, el padre le preguntó a su hijo:
-¿Qué te pareció el viaje?.
-Muy bonito, papá.
-¿Viste qué pobre y necesitada puede ser la gente?.
-Sí.
-¿Y qué aprendiste?.
-Vi que nosotros tenemos un perro en casa, y ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una piscina de veinticinco metros, y ellos tienen un riachuelo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta el borde de la casa, el de ellos se pierde en el horizonte. Especialmente, papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tú y mamá tenéis que trabajar todo el tiempo, y casi nunca os veo.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo, y su hijo agregó:
-¡Gracias, papá, por enseñarme lo ricos que podríamos llegar a ser!.
Regálame la salud de un cuento (J.C. Bermejo)

SÉ FELIZ

Ten fortaleza de ánimo,
para que nada pueda perturbar
tu paz mental.
Haz sentir a tus amigos
el alto aprecio en que les tienes.
Habla de salud,
prosperidad y felicidad.
Piensa solamente lo mejor,
trabaja solamente por lo mejor
y espera solamente lo mejor.
Sé tan entusiasta
de los éxitos de los demás
como de los tuyos propios.
Olvida los errores del pasado
y trabaja para el mejor éxito del futuro.
Sé demasiado grande para preocuparte,
noble para enfadarte,
fuerte para temer
y feliz para permitir
la presencia de las calamidades.
Reglas para ser feliz (E. Gil)

jueves, 16 de septiembre de 2010

LOS TRES CANTEROS

El viajero se acercó al aquel grupo de canteros y preguntó al primero: "¿Qué estás haciendo?" "Ya ves, respondió, aquí, sudando como un idiota y esperando que lleguen las ocho para largarme a casa." "¿Qué es lo que haces tú?", preguntó al segundo. "Yo, dijo, estoy aquí ganándome mi pan y el de mis hijos." "Y tú, preguntó al tercero, ¿qué es lo que estás haciendo?" "Estoy, respondió el tercero, construyendo una catedral."
He pensado muchas veces en esta vieja historia, porque realmente los hombres no hacemos lo que materialmente realizan nuestras manos, sino aquello hacia lo que camina nuestro corazón. Y así es como tres canteros pueden picar las mismas piedras, pero mientras uno las convierte en sudor, otro las vuelve pan y un tercero eternidad.
Razones para el amor (José Luis Martín Descalzo)

domingo, 12 de septiembre de 2010

LA MITAD DE UNA MANTA

En una humilde casa vivía un hombre con su mujer, su padre y su hijo, que todavía era un bebé. El abuelo no hacía prácticamente nada, pues estaba demasiado débil para trabajar. Se limitaba a comer y a fumar, sentado a la puerta. Entonces el hombre decidió sacarlo de la casa y abandonarlo a su suerte en las calles, como a veces se hacía, en las épocas más duras, con las bocas inútiles.
La esposa intentó interceder en favor del anciano, pero fue en vano.
-Como mínimo dále una manta- dijo ella.
-No. Le daré la mitad de una manta. Eso es suficiente.
La esposa le suplicó y, finalmente, consiguió convencerlo para que le diese la manta entera. De repente, en el momento en que el viejo estaba a punto de salir llorando de la casa, se oyó la voz del bebé en la cuna. Y el bebé le decía al padre:
-¡No!. ¡No le des la manta entera!. Dále sólo la mitad.
-¿Por qué?- preguntó el padre anonadado, acercándose a la cuna.
-Porque- contestó el bebé- yo necesitaré la otra mitad para dártela a ti el día en que te eche de aquí.
Regálame la salud de un cuento (J.C. Bermejo)

LOS OBSTÁCULOS DE LA FELICIDAD

Muchos son los obstáculos que nos privan de la felicidad. Hay personas y cosas que se interponen para que no alcancemos la felicidad. Desde pequeños aprendemos trucos y formas que creemos nos van a dar la felicidad. Creemos engañar a nuestra propia mente y es ella la que juega con nosotros, llevándonos por donde ella quiere. Si estamos tristes, la tristeza nos impide ver la otra cara de la vida: la alegría. Si nos empeñamos en pensar que todo nos sale mal, todo nos irá mal. Si pensamos que estamos derrotados, vencidos, sin duda lo estamos. Es muy cómodo buscar las excusas de nuestros problemas en los demás. Con ello lo único que hacemos es dar largas a nuestros problemas. Cuando acusamos con el dedo a una persona otros dedos de la misma mano nos están señalando y acusando. Si nos quedamos con esta visión de la vida, viviremos amargados y tristes. Démosle la vuelta a esta página y vivamos la otra realidad, la que nos llena de paz y alegría.
Reglas para ser feliz (E. Gil)